2013/06/23

¿PORQUÉ NO SE DEBE PEGAR?


En siglos anteriores golpear a las mujeres, a los esclavos, a los alumnos y a los
niños, niñas y adolescentes era algo comúnmente practicado y aceptado. En los
últimos tiempos, venimos observando y participando de una revolución en materia de conquistas de derechos humanos; sin embargo, el castigo corporal hacia los niños, niñas y adolescentes aún está socialmente justificado como forma de disciplina y pocos países cuentan con un marco legal que lo prohíba.
Ciertos Estados han tratado de hacer una distinción entre la corrección de
los niños y la violencia excesiva. En la realidad, la línea divisoria entre ambas
situaciones es artificial. Es muy fácil pasar de un estado a otro. También es
una cuestión de principio.
Si no es permisible golpear a un adulto, ¿por qué
debe permitirse golpear a un niño, niña o adolescente?
Todavía necesitamos hacer másvisibleque el castigo físico y las humillaciones,aún cuando sean con la intenciónde educar,son una forma de maltrato y una violación a los derechos humanos

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¿POR QUÉ NO SE DEBE PEGAR?
Pareciera que la tentación de sustituir el diálogo por los golpes es grande para los
adultos. Esta tentación puede ser aún mayor si existe una tradición cultural muy expandida que da derechos absolutos a las madres y los padres sobre sus hijos e hijas.
Por otro lado, los castigos físicos durante la infancia pueden incrementar la esca-
lada de violencia a medida que el niño o niña va creciendo. Una pequeña nalgada
puede llegar a convertirse en fuertes golpizas.
La construcción de vínculos violentos al interior de la familia, trasciende el ámbito doméstico e influye en el modelo de sociedad en el que vivimos. El buscar modos no violentos de educar a los hijos e hijas es una invitación-desafío para las madres y los padres a comprometerse con la construcción de una cultura de
paz y con el fortalecimiento de un modelo democrático de sociedad basado en
el diálogo como forma de resolución de los conflictos
Las madres y padres cuando ponen límites a sus hijos e hijas buscan funda-mentalmente que los mismos dejen de hacer algo o aprendan a hacer algo.Independientemente de cómo lo hagan, la mayoría de las personas adultas tienen la intención de educar a los niños, niñas y adolescentes a su cuida-do.
 Además, responden a un entorno social que espera y demanda ciertas actitudes de las personas responsables de la crianza.
Ahora bien, a pesar de las buenas intenciones de las madres y los padres cuando éstos castigan físicamente o humillan a sus hijos e hijas, lo hacen movidos generalmente por „ira y frustración‰. Cualquier adulto podría  transformarse  en una madre o padre violento si no encuentra formas de contener sus propias emociones de agresividad y si desconoce o invalida otras prácticas alternativas de crianza sin violencia.
Algunas madres y padres reproducen el modelo de disciplina que vivieron de niños, pues son las pautas o patrones de conducta que aprendieron y desconocen cómo relacionarse de un modo diferente con sus hijos e hija

 FUENTE: GUIA PARA PREVENIR EL MALTRATO INFANTIL EN EL AMBITO FAMILIAR. TEXTO PARAPADRES Y MADRES, SIN VIOLENCIA SE EDUCA MEJOR, CÓMO PONER LÍMITES

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